La República de Ecuador se encuentra situada sobre la línea equinoccial que separa ambos hemisferios, en la costa sudamericana del Pacífico. A pesar de su pequeña superficie comprende en su territorio gran diversidad paisajística, climática y humana. Se divide en cuatro regiones: la cordillera andina, la costa del Pacífico, las selvas amazónicas y la región insular.

Quito: oficialmente, San Francisco de Quito es la capital del país y será nuestro primer destino. Se halla en la profundidad de un valle estrecho formado por volcanes andinos a 2.850 metros sobre el nivel del mar, siendo la segunda capital del mundo en altitud, después de La Paz (Bolivia).

Tendremos la oportunidad de recorrer sus calles y su casco histórico, uno de los mejor conservados de toda Hispanoamérica, lo que contribuyó a que la Unesco reconociera a Quito, junto con Cracovia (Polonia), como los primeros Patrimonios Culturales de la Humanidad en 1978.

Desde la capital nos desplazaremos a la selva amazónica en busca de nuestro particular «País de la Canela», como ya hicieran hace cerca de cinco siglos otros españoles, como Gonzalo Díaz de Pineda, Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana. En nuestro caso el destino será el poblado indígena kichwa de Río Blanco, en la provincia de Napo.

Desde hace más de 20 años, los indígenas de las comunidades de la Amazonía, ubicadas en la zona del Alto Napo, mantienen proyectos de turismo comunitario que permite realizar visitas a la selva con un enfoque de conocimiento e interacción respetuosos con el entorno y la vida de sus pobladores.

Dotadas de una enorme riqueza natural, cultural e histórica, estas comunidades asentadas en la reserva del Parque Nacional Sumaco Napo Galeras, han encontrado la fórmula para recibir visitantes, guiarlos en la observación de la flora y fauna de estas selvas, enseñarles los diferentes aspectos de la cultura kichwa y hacerles partícipes de la vida de sus comunidades, sin afectar al entorno ni a su cotidianidad.

La comunidad de Río Blanco es conocida por sus chacras, cuyas plantas medicinales sirven para la elaboración de remedios utilizados por los chamanes en sus ceremonias de curación. Por este motivo, participaremos en la preparación de la ayahuasca y disfrutaremos de la ancestral Ceremonia de la Guayusa.

Nos alojaremos en cabañas de madera con vistas al río Humabuno, recorreremos sus trochas, realizaremos técnicas de supervivencia en la selva, elaboraremos trampas tradicionales y practicaremos el manejo de canoas indígenas. Y como colofón, nos daremos un baño purificador en la Cascada de la Anaconda.

Finalizada nuestra estancia en la Amazonía, volaremos rumbo a las Islas Galápagos.

Hace cerca de 500 años, el dominico soriano Fray Tomás de Berlanga, descubrió accidentalmente este archipiélago, cuando viajaba desde Panamá hacia Perú enviado en misión real para mediar y tratar de resolver las diferencias políticas y territoriales que tenían los conquistadores españoles Francisco Pizarro y Diego de Almagro.

El barco en el que viajaba, con destino Lima, fue llevado a la deriva por las corrientes marinas del Pacífico llegando a las Galápagos el 14 de marzo de 1535.

Los navegantes españoles describieron a estas tierras incógnitas como «Las Islas Encantadas» por el misterio que presentaban al aparecer y desaparecer entre la niebla del Océano Pacífico. Según sus relatos, daba la sensación de que eran las tierras y no el barco el que se movía.

Nuestro primer destino en el archipiélago será la Isla de San Cristóbal, donde visitaremos el Centro de Interpretación Ambiental, para tener un primer acercamiento a la historia y a la biodiversidad de las Islas Galápagos: Playa Mann, la laguna El Junco, La Galapaguera de Cerro Colorado y la playa de Puerto Chico serán algunos de los lugares que conozcamos.

La siguiente isla será Santa Cruz, donde disfrutaremos en primer lugar de la Estación Charles Darwin. Recorreremos el sendero que nos llevará a Las Grietas donde podremos practicar snorkel y terminaremos el día en la Playa de los Alemanes.

Antes de partir hasta Isla Isabela, navegaremos hasta Bahía Tortuga para admirar de cerca lobos marinos, iguanas, pelícanos pardos o los curiosos cangrejos multicolor.

En Isla Isabela, visitaremos la Poza de los Flamingos para poder avistar estas esbeltas aves y el resto de la fauna del lugar como: teros, zarapitos, patos gargantilla y gallinulas.

Una excursión al Islote Tintoreras, bautizado así por los tiburones de punta blanca que habitan esta zona, será nuestro último destino programado. Además de tiburones, podremos observar piqueros de patas azules, cangrejos de Galápagos, pelícanos o los simpáticos pingüinos de Galápagos.

Nuestro penúltimo día de estancia en esta espectacular Reserva de la Biosfera será libre de actividades en Isla Isabela para poder visitar otras islas, bucear, disfrutar de la playa o simplemente descansar en este paraíso terrenal.

¿Te atreves a acompañarnos?