Viaje a la selva esmeralda

En 2015 la nave Argo desplegó sus velas. Para su primera singladura, los argonautas compartimos la organización de la expedición con el portal de ciberperiodismo de viajes «Tu Aventura».

El destino lo tuvimos claro: atravesado por los Andes, bañado por las aguas del Océano Pacífico, emerge un país… pequeño en kilómetros, gigante en bellezas. Volcanes, picos nevados, ríos y lagunas… Y una exuberante y mágica selva amazónica. Por estos motivos y por la búsqueda incesante de aventuras pusimos rumbo a poniente, rumbo a la República de Ecuador.

Viajamos a la latitud 0º – 00’. A la Mitad del Mundo, en Quito, para después adentramos en la Avenida de los volcanes y acercarnos al todopoderoso y humeante volcán Cotopaxi, donde ascendimos hasta un glaciar a 5000m de altitud.

El Pailón del Diablo y el río Pastaza fueron la antesala del corazón de la selva, esa que hay que visitar, caminar y sentir, al menos… una vez en la vida.

Misahuallí fue nuestro puerto de partida en el río Napo para descender en canoas hábilmente tripuladas por expertos indígenas quechuas, hasta una recóndita sacha, que es como ellos llaman a la selva, la Reserva del jaguar.

Allí disfrutamos durante unos días de sus leyendas, su folclore, sus tradiciones, su magia, su historia, su cocina, sus frondosos paisajes y, especialmente, de sus gentes. Diez días mágicos en el más pequeño de los países andinos… para escuchar el palpitar indescriptible que procede del corazón de la selva esmeralda.